El objetivo general del artículo es mostrar que la singularidad de la recepción de la Modernidad por parte de Hegel se caracteriza por adoptar una posición ambivalente respecto al proyecto moderno de fundamentación de la razón, que permite considerar a Hegel, a la vez, como un afirmador y como un negador de la Modernidad. En esta línea de interpretación se intenta argumentar que el holismo de Hegel y su rechazo de las versiones racionalistas y trascendentales del fundamentalismo no justifican una revisión de su filosofía en términos de irreductibilidad a la oposición entre fundamentalismo y anti-fundamentalismo, sino que exigen apelar a una concepción absoluta del fundamentalismo que es específicamente hegeliana