El artículo pretende reflexionar sobre la casuística profesional y personal de Alfredo Baeschlin como paradigma de una época intrincada en el modo de entender la vida, las relaciones sociales y la profesión vinculada a la arquitectura como vía de aproximación entre la arquitectura tradicional y las corrientes arquitectónicas más vanguardistas. Para ello, se propone un análisis sobre lo que sucedió en Ibiza, isla conocida por sus flirteos con la modernidad, y escuela experimental, vital, emocional, idílica y utópica para intelectuales que buscaron un trance temporal que reordenara o aireara sus percepciones mediante una profunda inmersión en un mundo luminoso, espacioso y ancestral donde sólo algunos viajeros pudieron encontrar la inspiración rodeados del incomparable paisaje mediterráneo. El viaje y la experiencia cargaron de razones un mito al que muchos arquitectos recurrieron para investigar con el fin de comprender el presente y el futuro de una arquitectura popular vanguardista. El enfoque perceptivo, la imagen y el valor cultural fueron los encargados de reflexionar el ámbito arquitectónico de la época. (A