Martín Rodríguez, Fernando Gabriel

Revista de Historia Canaria

Repositorio Institucional de la Universidad de La Laguna

FERNANDO GABRIEL MARTÍN/RECENSIÓN221BERNARDINO DE RIBEROL, Libro contra la ambi-ción y codicia desordenada de aqueste tiempo (1556),Edición anotada de Manuel de Paz-Sánchez,Gobierno de Canarias-Cabildo de La Palma-Cen-tro de la Cultura Popular Canaria, 2006.La publicación de esta obra puede califi-carse de acontecimiento editorial por muchasrazones. Es nada menos que el primer libro quese publica de un canario, escrito en La Palma amitad del convulso siglo XVI, y dado a conocertres años después de la traumática invasión de laisla por el pirata francés Pata de Palo en 1553.Pero es también un libro bastante desconocidopor su condición de maldito tras su primera yúnica edición (Sevilla, 1556), ya que es un textoerasmista que inmediatamente parece prohibir-se y desaparece por completo. La defensa quehacía Erasmo del primitivo rigor cristiano y sudenuncia de los excesos y vanidades de la Igle-sia, sonaban a herejía en el contexto de la duraContrarreforma católica. No estamos ante unacrónica histórica sino ante un libro de ética, deconductas y valores, un manifiesto moral quetiene vocación docente y voluntad de aplicaciónpráctica. En 1980, Agustín Millares Carló lorescata del olvido editándolo como facsímil, si-guiendo un raro ejemplar conservado en la Bi-blioteca Nacional de Lisboa. Ahora, el catedrá-tico e historiador Manuel de Paz realiza unaedición crítica aportando el texto completo ytranscrito, profundizando en la figura de su au-tor, y divulgando por primera vez entre los ca-narios la posibilidad de conocer una obra de tan-to interés, que además tiene la enorme virtud deser en gran parte intemporal y de constante ac-tualidad.El licenciado Bernardino de Riberol (LasPalmas, 1509-Santa Cruz de La Palma, 1565?)representa la nueva actitud del humanista cris-tiano, al defender que el hombre no sólo debeintervenir en la vida civil sino que además tieneel deber moral de hacerlo y, por lo tanto, de ayu-dar a organizar una sociedad más justa. Pertene-ciente a una poderosa familia de comerciantesgenoveses, se educó en Sevilla, donde se conta-gia del espíritu erasmista. Enlazó con una nietade un conquistador de La Palma y fue abogadoy regidor del Cabildo en los momentos más tur-bulentos de la historia de la isla. Sus principiosmorales se basan en una concepción puramenteinterior de la riqueza y la pobreza que entiendemás bien como valores espirituales. No en vanosubtituló su libro Alabança de la pobreza. Comonos demuestra Manuel de Paz, las obras deErasmo estaban bien presentes en las bibliotecascanarias del siglo XVI, tanto conventuales comoprivadas. Además, uno de los mayores erasmis-tas españoles fue el benedictino Alonso Ruiz deVirués, nombrado obispo de Canarias por Car-los V en 1538; e igualmente el dominico Barto-lomé de Carranza, arzobispo de Toledo, quienrenuncia al obispado de Canarias ofrecido porel Emperador en 1549. También, la penetracióny mantenimiento de las ideas erasmistas fueronfavorecidos por la numerosa colonia flamencaestablecida en las islas, y especialmente en LaPalma. El estudio del erasmismo en las Islas esaún una cuestión historiográfica pendiente queesperemos sea abordada con prontitud.Siempre nos hemos preguntado la motiva-ción que llevó a Riberol a escribir un texto comoeste. Y el contexto en que surge esta obra puedeayudar a entender mejor su génesis: tras lagravísima invasión francesa de Santa Cruz de LaPalma, el ambiente está marcado por la difícilreconstrucción de la vida y la ciudad, por el mie-do y la amenaza extranjera, por la conciencia deuna cobardía generalizada, y por la crisis políti-ca que se origina al ser nombrado capitán gene-ral el impopular y autoritario Juan de Monte-verde, enemigo político de Riberol y otrosregidores, que representaba todo lo opuesto a sumodelo de caballero, honesto, noble y virtuoso.Las ideas de Riberol también se pueden rastrearen el programa iconográfico de la fachada delAyuntamiento de la ciudad, cuyo significadoglobal es la exaltación de la virtud frente al peli-gro de los vicios, subrayado no sólo por las imá-genes alegóricas sino asimismo por la frase ins-crita en una ventana, Invidos virtute superabis.Una pedagogía similar encontramos en Riberolcuando nos señala que el propósito de su libroes ayudar a los hombres a conocer y amar las vir-tudes y aborrecer los vicios. Y por lo menos suescritura final fue realizada después del ataquede Pata de Palo y publicado solamente tres añosdespués, cuando las tensiones urbanas eran másres 02.pmd 17/10/2007, 11:19221FERNANDO GABRIEL MARTÍN/RECENSIÓN222graves. Además, se advierte en Riberol un tonode reprobación moral que posiblemente se ori-gina en experiencias ciudadanas negativas que,como vicios, no deben volver a repetirse.Una obra como esta requería de una sólidaintroducción y un detenido estudio del texto,tareas que Manuel de Paz realiza con mimo yatención. Interesante es el seguimiento de la edu-cación en Sevilla de Riberol y sus primeros con-tactos con el erasmismo, inscribiendo su obradentro del iluminismo erasmista sevillano al queparece pertenecer también el editor del libro,Martín de Montesdeoca. Añade las páginas quefaltaban de la edición de Millares por errores deimpresión y, aparte del ejemplar de Lisboa, nosinforma de otros dos ejemplares de la ediciónpríncipe conservados en Oporto y Nueva York.La síntesis que realiza del erasmismo en Cana-rias debe animar al profesor Manuel de Paz aseguir trabajando en este apasionante y pococonocido tema. Además nos promete una com-pleta edición crítica del libro y nueva reimpresiónfacsímil. Aunque no hay constancia de su pro-hibición expresa por la censura, sí es evidente sucarácter heterodoxo y poco adecuado a un cato-licismo riguroso y trentino que se repliega sobresí mismo.Hoy día, en un momento tan crítico de lahistoria de Canarias, cuando la disolución dereferentes culturales es más grave, cuando la re-lación entre el hombre y su medio es más dra-mática, cuando es más necesaria que nunca unaregeneración moral, este libro viene como ani-llo al dedo. Hace cinco siglos Riberol nos ani-maba a evitar los vicios de la ambición y la codi-cia y desterrar la avaricia como el mayor pecadodel momento, y su mensaje aún está más vivocinco siglos después. Sabemos que la historia serepite, que el hombre tropieza y vuelve a trope-zar, que siempre habrá ambiciosos que explotena los demás, y que las crisis pueden tener moti-vaciones diferentes pero suelen ser muy simétri-cas en los comportamientos humanos. Comobien señala el profesor Manuel de Paz, Riberoles un crítico social. Así, el siguiente párrafo po-dría ser escrito perfectamente en la actualidad:«¿Cuándo, veamos, hubo entre cristianos tantacostumbre en el logrear? ¿Cuándo hubo en elmundo tanta osadía en robar? ¿Cuándo tantadesvergüenza en contratando engañar? ¿Cuán-do tanta diligencia en rodear el mundo portrafagar? ¿Cuándo hubo tanto exceso en los gas-tos de comer y beber? ¿Cuándo los hubo tan cre-cidos en el vestir y calzar? ¿Cuándo tanto faustoen las alhajas de casa o ajuar? ¿Cuándo tantapompa en el edificar? ¿Cuándo tanta demasíaen el dotar?». Para la portada de esta edición seha elegido la reproducción de la tabla central deEl carro de heno de El Bosco, alegoría sobre laambición, la usura y la vanidad, que viene comoun guante al discurso y planteamientos del librode Riberol.Fernando Gabriel MARTÍNres 02.pmd 17/10/2007, 11:19222

Bernardo de Riiberol, Libro contra la ambición y codicia desordenada de aqueste tiempo (1556), Edición anotada de Manuel de Paz-Sánchez, Gobierno de Canarias-Cabildo de La Palma-Centro de la Cultura Popular Canaria, 2006

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Bernardo de Riiberol, Libro contra la ambición y codicia desordenada de aqueste tiempo (1556), Edición anotada de Manuel de Paz-Sánchez, Gobierno de Canarias-Cabildo de La Palma-Centro de la Cultura Popular Canaria, 2006

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