Álvarez Montero, Daniel

Revista de Filosofía Laguna

Repositorio Institucional de la Universidad de La Laguna

REVISTA LAGUNA, 32; 2013, PP. 121-123121RECENSIONESLA UTOPÍA EUROPEAFrancisco Javier Espinosa Antón. Inventores de la paz, soñadores de Europa. Siglo de la Ilustración. Biblioteca Nueva, Madrid (2012), pp. 245.En Inventores de la paz, soñadores de Europa, Francisco Javier Espinosa propone viajar a los orígenes del celebérrimo siglo de la Ilustración, ubicando al lector en el marco de una Europa gastada por las guerras y en la que comenzaba a florecer el sueño de una paz universal y duradera —cuando no perpetua. Este sueño, compartido por un grupo de autores que se irá descubriendo a medida que avance la lectura, se concreta teórica y sistemáticamente en el auge de los proyectos de paz característicos de los orígenes de este movimiento ilustrado, en los que el autor centra su discurso. El exordio de la obra resulta clari-ficador al respecto, pues perfila de forma breve y sencilla tanto el recorrido pretendido en sus páginas como los motivos por los cuales resulta especialmente interesante redescubrir y repensar estos trabajos desde nuestro tiempo; motivos que se irán haciendo evidentes a medida que el texto ponga al lector en contacto con ciertos autores y nociones que, si bien a unos siglos de distancia, llegan a nuestra comprensión revestidos de la más inmediata actualidad.No se podría, desde luego, afirmar que sólo en este período se teorizó sobre la paz o que aquí surgieron las primeras reflexiones sobre los bene-ficios que supondría dejar a un lado el conflicto armado en aras de nuevas posibilidades diplo-máticas. No obstante, como muestra el autor, podemos atestiguar una especial proliferación de trabajos y meditaciones en torno a la paz en este episodio concreto de la historia de la humani-dad. Lo que sí es cierto es que, en este contexto, surge una atmósfera que impele a numerosas vanguardias intelectuales a dirimir y teorizar estos asuntos, y ello parece ser el punto perfecto desde el que iniciar una reflexión histórica de este tipo. Un clima de irenismo, al que cada vez más se acoge un número en aumento de teóricos, es el sustrato sobre el que convienen estos autores fundamentales que la obra reúne: la guerra no es buen método para la superación de conflictos y, más aún, se debe defender la posibilidad y desi-derabilidad de una paz permanente.Aunque, por el propio planteamiento de la obra, no resulte necesario un completo y ex-haustivo trazo de los motivos que podrían haber llevado a un creciente número de ciudadanos y teóricos de la época a pensar la paz con una profundidad y recurrencia nunca antes conocida, es cuando menos interesante señalar los aspectos fundamentales que dieron lugar a estas reflexio-nes y que propiciaron su auge y consideración, ya sea para adscribirse o desarrollar una crítica hacia ellas. Así, como apunta Javier Espinosa en su introducción a este recorrido histórico por la soñada paz de un siglo, en un contexto dominado por la miseria de las guerras, donde el hastío bélico era el sentimiento generalizado en las principales naciones, y donde ya habían tenido lugar grandes hitos del pensamiento que contravenían los crue-les designios de estos conflictos —cabe citar, por ejemplo, el Tratado teológico-político de Spinoza o los Dos tratados sobre el gobierno de Locke, de1670 y 1689, respectivamente—, la pugna por la paz comenzaba a brotar en forma de estudios y meditaciones cada vez más frecuentes entre los coetáneos al Siglo de las Luces. Ya habían sido Laguna 32.indb   121 11/06/2013   12:53:50REVISTA LAGUNA, 32; 2013, PP. 121-123122tratadas y perfiladas, en obras como las citadas, nociones como las de tolerancia, democracia e igualdad, que planteaban y mostraban un mundo muy diferente a la cruenta realidad marcada por el fragor de las inagotables guerras. Estos soñadores de la paz, en este período con más fervor que en ningún otro del que haya constancia, legaron una sustanciosa y variopinta biblioteca con la que compartir estos ideales que aún en nuestros días siguen vibrando tanto por su ausencia como por su necesidad.Ya desde sus inicios, la obra capta la atención del lector por la diversidad de fuentes bibliográ-ficas que el autor cita en su trabajo, abriendo un enorme marco donde desplegar el tema objeto de su estudio con excelente precisión histórica. Más aún, su obra no sólo recoge a los autores cuyos objetivos teóricos fuesen el cese de los conflictos o la reflexión acerca de la necesidad, conveniencia o beneficio de una posible paz universal, sino que también atiende al hecho de que, en este período, las guerras no decayeron y que, además, existe un grupo de autores que criticaban la idea de una suerte de «paz eterna» o, simplemente, defendían la necesidad de la guerra —y esto sucede, nos cuenta el autor, hasta casi el último tercio del siglo xviii. El escocés Henry Home sería, por ejemplo, un contrapunto a estos defensores de una paz perpetua.Trazar un guion para un viaje de este tipo requiere, si no queremos perdernos en la amplitud de una época, delimitar el período que comprende toda esta temática en torno al «sueño de la paz», que, por su propia definición —y tal y como el autor cuenta—, quizá escape a la mera clasifica-ción numérica por todos conocida que sitúa su origen en el año 1700. Si los proyectos de paz son definidores de esta Ilustración, entonces tal vez lo propio sea indagar en los orígenes de éstos y perfilar un siglo que recoja todo este cambio de mentalidad; siglo que podría así comenzar desde la intempestiva obra de Spinoza o, «apurando», a partir del trabajo de Sully de 1638 titulado Las memorias de las sabias y reales economías de estado. No obstante, y pese a señalarse la importancia de este texto y la influencia —y continua referen-cia— que supuso para los pensadores posteriores, Javier Espinosa situará este siglo entre las obras de Penn en 1693 y de Kant en 1795, lo cual nos acerca nuevamente a los límites clásicos del Siglo de las Luces. Los motivos por los que los esfuerzos de Sully, los más tempranos, no quedan establecidos como origen de este período de pro-yectos de paz, es que existe un vacío entre éste y el siguiente trabajo al respecto, el susodicho plan de Penn, aparte de importantes problemas internos que el autor encuentra en la obra de Sully, como el recurso a varios documentos falsos y ciertas desfiguraciones de la historia. De este modo, es entre estos dos autores donde queda delimitada esta prolífica reflexión en torno a la paz y, por ello, es aquí hacia donde la obra apunta en su estudio.No obstante, y pese a centrarse en los pro-yectos de paz que comprende el siglo xviii, resulta de especial interés historiográfico la atención que el autor presta a los distintos trabajos de esta índole que se desarrollaron mucho antes de este espacio temporal concreto, lo que sin duda sirve para contextualizar y definir de forma precisa el período que sí aparece tratado con amplitud. En este sentido, la obra muestra un preciso rigor histórico por su objeto de estudio, de forma que se esfuerza en mostrar al lector cada pequeña arista de un tema que, a pesar de sus grandes dimensiones, queda atrapado en el discurso de manera armónica y consonante. Esta labor de contextualización y expresión del trabajo de una época adquiere mayor relevancia cuando, en este recorrido por el Siglo de las Luces, el lector redescubre instituciones y proyectos de la contemporaneidad en los mismos episodios, trabajos y contextos que les dieron forma, de tal suerte que un viaje histórico y erudito por nu-merosos proyectos, planes y reflexiones en torno a la paz resulta ser, del mismo modo, una valiosa comprensión de ciertos modelos institucionales —y, también, teóricos— sin los cuales hoy no podría entenderse el Viejo Continente.Así, tras la lectura de la obra, será imposible concebir lo que hoy conocemos como Parlamento europeo o Naciones Unidas sin autores como John Bellers o el abad de Saint-Pierre, entre otros tantos. Y es que, no en vano, el propio autor reconoce que si bien el tema central de la obra es la paz, se sumarán ideas de relevancia política y social de tanta repercusión como la noción de cosmopolitismo o la misma idea de Europa. Es-tos conceptos no sólo aparecerán según precisen Laguna 32.indb   122 11/06/2013   12:53:51REVISTA LAGUNA, 32; 2013, PP. 121-123123una conveniente aclaración en cada proyecto de paz concreto, sino que la obra incluso dedica un capítulo entero a los mismos y no según han sido tratados en estos ya citados proyectos, dándoles así un merecido trato en cuanto forman parte de este sueño de una Europa unificada y en paz.Con todo, la obra de Francisco Javier Espi-nosa propone un recorrido por el Siglo de las Lu-ces con la paz como protagonista, inseparable a la vez de un sentimiento de unión y hermandad para la vieja Europa que debiera hacerse extensible a toda la humanidad. Tan pronto como observamos en estos autores, ligadas a la paz, el surgimiento de ideas como cosmopolitismo o europeísmo, parece disolverse la distancia temporal que se-para nuestro siglo de aquello que preocupaba a innumerable cantidad de pensadores del xviii. De alguna manera, y tal y como el propio autor señala al final de la obra, este siglo comprende el nacimiento de la Europa que conocemos, hasta el punto de que algunos de los temas en boga en la época, como los referidos a las consecuencias de esta posible unificación —ya sea económica, política o ética—, siguen siendo objeto de crítica y preocupación en la Europa de nuestros días. Cabe citar, como ejemplo a este respecto, las reflexiones en torno a los posibles beneficios o perjuicios de la homogeneización del Viejo Continente que, tal como señala Javier Espinosa, parecen preocupar más a los políticos de hoy que a los pensadores del xviii, siendo estos últimos quienes abrieron tales debates.Sea como fuere, si el objetivo de la obra, según las palabras finales del autor, consiste en pu-blicitar estos proyectos de paz y a sus autores con objeto de que lleguen al mayor número de perso-nas posibles y no queden ahogados en el vacío de la historia, podemos afirmar que, a buen seguro, la obra alcanza el puerto pretendido, habiendo seguido la mejor ruta posible. Y es que, quizá, su mayor virtud radique en cómo una obra ligera y ágil en su lectura articula un extenso recorrido histórico por algo más de un siglo; recorrido que abarca una gran cantidad de autores y proyectos en los que no sólo se muestra la realidad principal en la que focaliza sus esfuerzos, esto es, la citada publicitación de estos proyectos de paz, sino que, además, lo hace desde un presente que se com-prende, redefine y configura en continuo diálogo con estas obras. La dependencia de nuestros días de las labores intelectuales, reflexiones, sueños y trabajos de un tiempo que, a medida que avanza la lectura, no parece tan lejano, es sin duda el elemento cohesionador que transforma un mero trabajo de historiografía en una obra viva que invita al lector a identificarse, desde su inmedia-to presente, con todo un conjunto de autores y corrientes; unos autores y unas corrientes que dejan de ser apenas un sustrato histórico para convertirse en el fundamento de ideas, nociones e incluso instituciones centrales en nuestros días.Daniel Álvarez MonteroUniversidad de La LagunaLaguna 32.indb   123 11/06/2013   12:53:51

La utopía europea: Francisco Javier Espinosa Antón. Inventores de la paz, soñadores de Europa. Siglo de la Ilustración. Biblioteca Nueva, Madrid (2012), pp. 245

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