Poder Compartido. Repúblicas urbanas, monarquía y conversación en Castilla del Oro, 1508-1573

Abstract

Este libro analiza la multiplicidad de procesos políticos implicados en la fundación y desarrollo de comunidades urbanas para ofrecer una interpretación centrada en las ciudades de la expansión política transatlántica castellana. La Monarquía Hispánica en las Indias se definió a través de la fundación encadenada de ciudades cuyas jurisdicciones construyeron los espacios políticos de la monarquía desde abajo. Las comunidades políticas de Castilla del Oro (aproximadamente el área del actual Panamá) se constituyeron como una fuente de poder hasta el punto de que fueron capaces de construir y desarrollar jurisdicción a través de relaciones multiculturales con las poblaciones indígenas. Este trabajo ofrece una interpretación novedosa del concepto de ciudad en el Nuevo Mundo, desde una definición centrada en el urbanismo -la tradicional urbs- hacia una basada en su potencia como civitas. La ciudad como civitas, sin una presencia física concreta, se basaba en su capacidad para expandirse sobre el territorio, incorporar y hacer conversar a todas las personas a su alrededor, tanto europeos como nativos. Al analizar procesos de fundación, el desarrollo de identidades y la defensa de las ciudades, esta investigación aspira a ofrecer nuevos aportes sobre la importancia primordial de las prácticas políticas sobre las teorías acerca de los orígenes, justificación y mantenimiento del imperio español a lo largo del tiempo. Castilla del Oro, el primer espacio continental del Nuevo Mundo controlado por la Monarquía Hispánica, fue un espacio de importancia crucial para la Monarquía a lo largo de la Edad Moderna y, al mismo tiempo, se convirtió en un laboratorio de prácticas políticas que fueron, más adelante, exportadas y refinadas en otras áreas más estudiadas como Nueva España o Perú. Al centrarse en Castilla del Oro, este libro ofrece una alternativa a las narrativas eurocéntricas sobre la construcción y definición de los agregados imperiales, a través de dar importancia a las zonas de contacto, aparentemente periféricas al núcleo del imperio para al mismo tiempo, enfatizar el papel jugado por las pequeñas comunidades políticas como influyentes partes constitutivas de la Monarquía.Area de Historia Moderna, Universidad Pablo de Olavid

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