El estudio del Derecho procesal exige ser confrontado con el ámbito cultural en el cual se inserta, pues no se puede ignorar la realidad social y política en que el hombre está circunscrito. Estamos obligados a asumir no solo una actitud teorética y contemplativa, sino también práctica, para orientar la revisión permanente de los conceptos suministrados por la dogmática procesal, en procura de la evolución de sus teorías e instituciones para facilitar una adecuada producción de la normatividad procesal