Estado de hipercoagulabilidad en sujetos entrenados tras ejercicio extenuante repetido y su posible relación con el estímulo simpático

Abstract

Programa de Doctorado en Salud y Rendimiento DeportivoLos objetivos de mi trabajo fueron: Valorar los cambios inducidos en parámetros de la coagulación por la realización de ejercicios físicos intensos repetidos en el tiempo en deportistas entrenados; Analizar la duración en el tiempo de los cambios observados y establecer la posible relación existente entre la magnitud de los cambios y la relación entre simpático y parasimpático valorada mediante el análisis de la VFC. El hallazgo principal del estudio es que al someter a deportistas entrenados a un ejercicio extenuante de forma repetida, se produce un acortamiento del tiempo parcial de tromboplastina y un aumento del factor VIII durante las cargas de trabajo que se mantiene al menos, durante noventa minutos tras el ejercicio y que no parece estar mediado por un estímulo simpático. Decidido elegir este tipo de ejercicio exhaustivo y repetido ya que en la práctica deportiva habitual es más reproducible en la mayoría de deportes, especialmente en los de competición por equipos en los que los sujetos realizan ejercicios de máxima intensidad de manera intermitente con periodos de recuperación breves entre ellos. En la revisión bibliográfica realizada para este trabajo, encontramos que la mayoría de estudios se centran en ejercicios moderados o intensos pero que no alcanzan el 100% de la velocidad aeróbica máxima con duración aproximada entre los 20 y los 120 minutos o ejercicios de larga duración como el maratón. Pensamos que el tapiz rodante sería el método más adecuado para llevar a cabo nuestro experimento ya que nos permitía programar los parámetros adecuados que recogimos de cada sujeto y el registro directo de la frecuencia cardiaca durante el ejercicio, aunque parece que el tipo de ergómetro no tiene relevancia en los resultados obtenidos. Como sujetos de estudio, seleccionamos deportistas entrenados porque son ellos los que generalmente realizan este tipo de ejercicio y paradójicamente existen muy pocos estudios realizados en esta población, ya que la mayoría se centran en sujetos sedentarios o sometidos a programas de entrenamiento tras sufrir eventos cardiovasculares. El diseño experimental se realizó con la idea de que tres pruebas de máxima intensidad repetidas con intervalos fijados (15 minutos) tendrían un efecto acumulativo sobre el estado de fatiga de los sujetos cuya posible repercusión sobre los parámetros de la coagulación sería objeto de estudio. Sin embargo, las tres pruebas de tiempo límite supusieron una carga de trabajo muy similar con la misma duración, frecuencia cardiaca y valores de Lactato. En ninguna de ellas hubo una producción significativa de CK y en todos los casos la recuperación fue completa a los 90 minutos. La explicación más probable para este hallazgo sería que 15 minutos resultó ser un tiempo suficiente para la recuperación. Pero también cabe la posibilidad de que el tipo de entrenamiento de estos deportistas (ultrarresistencia) tenga algunas connotaciones especiales respecto a una prueba de tiempo límite, ya que el ejercicio de máxima intensidad a velocidad aeróbica máxima no es una característica definitoria de las prestaciones de rendimiento de este tipo de deporte. La respuesta observada en los parámetros de la serie roja no mostraron cambios significativos con las cargas de ejercicio. Sabemos que la respuesta aguda a un ejercicio intenso en sujetos entrenados consiste en una hemoconcentración por descenso del volumen plasmático secundario a deshidratación y que ese efecto es transitorio y proporcional a la intensidad del ejercicio. Una adecuada reposición de agua durante el esfuerzo previene la pérdida de volumen plasmático y el consiguiente aumento del hematocrito, por lo que en este experimento se ha mantenido controlada la ingesta de agua durante todo el tiempo. Durante la recuperación se observa un descenso del hematocrito que podría explicarse por la hidratación mantenida, ya que el efecto expansor del plasma que tiene el entrenamiento y el ejercicio continuado puede aparecer desde las primeras horas posteriores a la carga de ejercicio, situación que en este caso puede haberse visto favorecida por la ingesta continua de líquido a volumen constante. En cuanto a la respuesta de la serie blanca, se observa una intensa leucocitosis durante las tres series de ejercicio. Esta respuesta es la habitualmente descrita en la bibliografía y parece estar ligada al estrés mediado por adrenalina y cortisol. Esta etiología parece apoyarse, como se verá más adelante, en los datos obtenidos de variabilidad de frecuencia cardiaca, en los que observamos un predominio simpático durante el ejercicio traducido en la disminución de la señal de alta frecuencia, y también de la baja frecuencia, durante las 3 series, así como del inverso de SD2, cuyo comportamiento es idéntico al de los linfocitos. En la primera serie de ejercicio se produce un aumento tanto de neutrófilos como de linfocitos, pero es en estos últimos donde el aumento es más explosivo, sin embargo durante el resto de las series de trabajo y aún más durante la recuperación, las cifras de neutrófilos continúan en ascenso mientras que las cifras de linfocitos disminuyen hasta producirse durante la recuperación una linfopenia discreta persistiendo una neutrofilia cuyo mecanismo más probable pueda explicarse por la demarginación de los neutrófilos, que en condiciones de reposo se encuentran adheridos a la pared vascular, y que al aumentar el gasto cardiaco son arrastrados por el torrente sanguíneo. En la cifra total de plaquetas observamos una tendencia al aumento durante el ejercicio pero que en ningún caso fue significativa. Este hallazgo no sería compatible con aquellos estudios en los que se postulaba un aumento de la cifra trombocitaria durante el ejercicio, pero debe tenerse en cuenta la discrepancia existente sobre la magnitud de este aumento que puede oscilar desde el 18 al 80% y que podría ser provocado por la liberación de los depósitos fisiológicos por el estrés que causa la actividad física. Sí encontramos cambios significativos en el volumen plaquetario medio aunque resulta poco relevante para la cuestión que nos ocupa. En el apartado de coagulación fue en el que más hallazgos interesantes hemos encontrado, especialmente en el factor VIII y el TPTA no sólo por la intensidad de estos cambios sino por la potencial relevancia clínica de los mismos. La primera observación que hacemos en el factor VIII de la coagulación son los valores de reposo. De los 11 participantes de nuestro estudio, 4 de ellos presentaban unos valores de FVIII por debajo de las cifras normales (<60%) dando lugar a un déficit leve de FVIII. En primer lugar debería repetirse la determinación y en caso de confirmarse, continuar estudiándose para realizar un diagnóstico diferencial de dicho déficit. En él deben contemplarse la enfermedad de von Willebrand o el déficit congénito de FVIII como primeras posibilidades diagnósticas, sin poder excluir una hemofilia A leve (hecho improbable ya que los sujetos a estudio son deportistas entrenados adultos que en la historia familiar y personal no registraron datos de diátesis hemorrágica previa; además generalmente, la hemofilia A condiciona un alargamiento del tiempo de cefalina que no se observa en estos sujetos, que a pesar del déficit de FVIII todos los tiempos de reposo están dentro de la normalidad). El FVIII ha sido objeto de estudios en experimentos previos donde parecían consensuarse los diferentes resultados a favor de un aumento producido durante el ejercicio. (...) Como conclusiones destacamos:El ejercicio físico de alta intensidad induce un aumento muy importante del factor VIII de la coagulación, y una disminución del tiempo de tromboplastina parcial activada, aunque en esta última menos significativo. Estos cambios se mantienen, al menos, durante los 90 minutos posteriores al ejercicio físico intenso, sin que se observe una tendencia al descenso en los mismos. No hemos encontrado en nuestros resultados relación alguna entre estos cambios y los estímulos del sistema nervioso autónomo, por lo que no podemos concluir que exista una relación de causalidad entre el aumento del FVIII con el predominio de la actividad simpática.Universidad Pablo de Olavide. Departamento de Deporte e InformáticaPostprin

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