El mal de Pott, también llamado espondilitis tuberculosa, es la más frecuente de las afecciones esqueléticas de la tuberculosis, representando el 40% de las tuberculosis osteoarticulares. Se produce mediante siembra hematógena a los cuerpos vertebrales en la fase de bacteriemia durante la primoinfección tuberculosa. Tiene manifestaciones clínicas muy insidiosas, por lo cual el diagnóstico suele ser bastante tardío con deformidad cifótica de la columna y secuelas neurológicas importantes, siendo los síntomas principales dolor de espalda y trastornos de la marcha. Presentamos el caso de una niña de diez años con mal de Pott, cuyo diagnóstico se confirmó mediante biopsia por abordaje directo y estudio bacteriológico