Las prácticas y los discursos deberían corresponderse, partiendo de la concepción que toda práctica responde a una teoría, sepa o no el profesor cual es, o de donde proviene y una teoría no es otra cosa que un discurso, sin embargo en las clases de educación física no siempre existe tal correspondencia, observándose incoherencias entre ellas, tanto en el orden conceptual como en el operativo. Estas se construyen a partir de que la educación física históricamente ha tomado discursos, de diversos campos, prácticas y ciencias ajenas a ella, sin preocuparse por investigar, preguntarse, criticar y generar sus propios saberes. Advirtiéndose que lo que el profesor dice hacer, muchas veces dista bastante de lo que hace, básicamente por creer que todo lo que opera en la práctica puede ser la teoría que sustente su hacer en la clase, sin preocuparse por realizar el análisis correspondiente para determinar si su manera de hacer tiene que ver con lo que dice hacer, sumándose a esto, la lógica de la incoherencia que el profesor aprende en su paso por la formación. Formación que actúa como un dispositivo, naturalizando ciertas prácticas, siendo una de estas, la incoherencia entre los discursos y las prácticas, naturalización que se traslada indefectiblemente a las clases de educación física en la escuela.Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educació