La objeción de conciencia se relaciona en su origen estadounidense con la libertad religiosa. En el sistema continental aparece una fórmula para superar la aporía del denominado sistema cultural. De hecho, en su evolución, la objeción de conciencia parece cumplir funciones similares a las de la propia bioética, entendida como un sistema de amoldar las conciencias individuales a los requisitos de la nueva medicina y del juicio profesional de los médicos sobre la situación del paciente y el tratamiento correcto. Sin embargo, en naciones con escaso respeto a la libertad individual como es España, la objeción de conciencia es mirada con recelo, buscándose formas más arcaicas de amoldar la conciencia individual a las exigencias públicas. Reproduciéndose así conflictos análogos a los que se vivieron en los siglos XIX o XX