La enfermedad celiaca (EC) es una enteropatía del intestino delgado que afecta alrededor del 1-3% de la población en el mundo. Atañe a individuos genéticamente predispuestos y está provocada por la exposición al gluten, que es el factor indispensable para desarrollarla. Asociada a la presentación de la EC y debido a la inflamación crónica de la mucosa del intestino delgado, se producen síntomas como anemia, diarrea crónica, dolor abdominal y malnutrición.Hasta la fecha no existe otro tratamiento específico que la estricta dieta sin gluten, pero es complicado evaluar el cumplimiento de dicha dieta, ya que el gluten se encuentra en una elevada diversidad de alimentos dado su valor como aglutinante, espesante, etc. y tampoco existe ningún método fiable que permita saber si la “Dieta sin gluten” es seguida de forma rigurosa. Además, muchos clínicos no son partidarios de que se realicen nuevas biopsias por lo que la utilización de diferentes biomarcadores llega a ser relevante para el seguimiento de la enfermedad. Debido a la eliminación de alimentos convencionales conteniendo gluten y al elevado precio de los alimentos que no lo contienen, existe el riesgo de reducir de forma importante el contenido de alimentos ricos en carbohidratos y de algún micronutriente, elevando por otro lado el consumo de alimentos ricos en grasa y proteínas, situación que podría agravar entre otros aspectos el perfil cardiovascular y la situación proinflamatoria asociada. Es por ello que la utilización de alimentos funcionales (p.ej. enriquecidos en ácidos grasos poliinsaturados (AGP) ω-3 y folatos) que mejoren tanto el estatus nutricional como el fisiológico adquiere gran importancia en la EC..