Los cambios que se están registrando en el mundo gracias a la globalización, las reelecciones, las amenazas climáticas, etc., hacen que la humanidad se enfrente a nuevas contingencias que en mayor o menor grado perfilan su destino. Es razonable que se den cambios, que el hombre los intente y los haga realidad. Pero hay contextos que por su naturaleza no admiten el accidente del cambio, pues son inmutables, constantes, firmes, y si se intentan alterar, se llega a consecuencias desastrosas o demenciales. Baste pensar en las leyes de la Naturaleza, aunque sea corriente que en esta se den cambios; en la naturaleza humana lo que nos hace verdaderamente humanos no cambia; en la disposición especial de unos átomos de carbono que originan los diamantes, etc..