Un salón de clases universitario debería ser una de la más confiables fuentes de conocimiento que los estudiantes pueden tener y los profesores deben usar bien, sin embargo nos llevamos día con día el sentimiento que algunos de los conocimientos adquiridos son la base de herramientas que fueron explotadas hace tanto tiempo que al momento de aplicar lo aprendido, el mercado maneja tecnologías más avanzadas lo cual nos obliga a iniciar, por nosotros mismos un nuevo proceso de aprendizaje