El artículo se centra en Shas, un movimiento y partido político religioso sefaradí activo en Israel tanto en la esfera política como en la sociedad civil. Este movimiento y partido de la segunda generación de inmigrantes judíos de los países musulmanes se convirtió, en las últimas dos décadas, en un poder político significativo. En un sistema político que, hasta los años 1990 aparece como poco receptivo a los reclamos basados en la etnicidad y la identidad, Shas se convirtió en un agente establecido con significativa influencia. El artículo describe la estrategia de auto exclusión, la cual fue, paradójicamente, efectiva como un camino hacia el reconocimiento y la inclusión en el centro de la sociedad.El llamamiento y la movilización se basaron en los temas de la revitalización étnica y religiosa, atrayendo a las personas hacia su órbita, haciéndolas retornar a la religión y excluyéndolas de la identidad secular compartida por la mayor parte de los israelíes. Este camino implica la construcción de fronteras entre el grupo y el resto de la sociedad permitiendo, paradójicamente, la inclusión política por medio de la cual Shas logra reclamar un lugar dentro del Estado