The
rise
of
the
American
counterculture
between
the
early-‐
to
mid-‐1960s
and
early-‐
to
mid-‐1970s
was
closely
associated
with
the
growth
of
environmentalism.
This
article
explores
how
both
informed
popular
music,
which
during
these
years
became
not
only
a
prominent
form
of
entertainment
but
also
a
forum
for
cultural
and
social
criticism.
In
particular,
through
contextual
and
lyrical
analyses
of
recordings
by
The
Beach
Boys,
the
article
identifies
patterns
of
change
and
continuity
in
the
articulation
of
countercultural,
ecological,
and
related
sensibilities.
During
late
1966
and
early
1967,
the
group’s
leader
Brian
Wilson
and
lyricist
Van
Dyke
Parks
collaborated
on
a
collection
of
songs
embodying
such
progressive
thinking,
even
though
the
music
of
The
Beach
Boys
had
previously
shown
no
such
ambitions.
In
the
short
term,
their
efforts
floundered
as
the
risk-‐
averse
logic
of
the
commercial
music
industry
prompted
group
members
to
resist
perceived
threats
to
their
established
profile.
Yet
in
the
long
term
(and
ironically
in
the
name
of
commercial
survival),
The
Beach
Boys
began
selectively
to
adopt
innovations
they
had
previously
shunned.
Shorn
of
its
more
controversial
associations,
what
had
formerly
been
considered
high
risk
had
by
1970
become
good
business
as
once-‐marginal
environmentalism
gained
broader
acceptability:
thus
did
‘America’s
band’
articulate
the
flowering,
greening,
and
fading
of
the
counterculture.El
auge
de
la
contracultura
americana
entre
principios
y
mediados
de
las
décadas
de
1960
y
1970
guarda
una
estrecha
relación
con
la
expansión
del
movimiento
ecologista.
Este
artículo
explora
el
modo
en
que
ambas
corrientes
dieron
forma
a
la
música
popular,
un
medio
de
expresión
que
se
convirtió
en
una
destacada
forma
de
entretenimiento
y
un
foro
de
crítica
cultural
y
social
durante
el
período
analizado.
Más
específicamente,
se
emplea
el
análisis
contextual
y
lírico
de
las
grabaciones
de
los
Beach
Boys
para
identificar
patrones
de
cambio
y
continuidad
en
los
movimientos
contracultural
y
ecologista,
y
otros
afines
a
ellos.
Entre
finales
de
1966
y
principios
de
1967,
Brian
Wilson
(el
líder
del
grupo)
y
el
letrista
Van
Dyke
Parks
colaboraron
en
un
variado
conjunto
de
canciones
que
encarnaban
tales
ideas
progresistas,
aun
cuando
la
música
de
los
Beach
Boys
nunca
había
puesto
de
manifiesto
este
tipo
de
ambiciones
hasta
entonces.
A
corto
plazo,
sus
esfuerzos
fueron
en
vano,
ya
que
la
lógica
conservadora
de
la
industria
discográfica
comercial
instó
a
los
miembros
del
grupo
a
resistir
ante
las
amenazas
que
recibía
su
perfil.
Más
a
largo
plazo
(e,
irónicamente,
en
nombre
de
la
supervivencia
comercial)
los
Beach
Boys
comenzaron
a
adoptar,
de
un
modo
más
bien
escrupuloso,
novedades
que
antes
habían
evitado
debido
a
las
controvertidas
asociaciones
que
permitían
establecer.
En
1970,
lo
que
antes
se
consideraba
de
alto
riesgo
se
había
convertido
en
un
gran
negocio
debido
en
buena
medida
a
que
el
ecologismo,
otrora
marginal,
había
ganado
en
aceptación
popular;
ello
llevó
a
la
“Banda
de
América”
a
expresar
el
florecimiento,
la
madurez
y
el
desvanecimiento
de
la
contracultura