La ‘Naturaleza’ no es un tema predominante en la filosofía occidental, pero tampoco en las grandes tradiciones orientales (índicas, chinas). Esto no quiere decir que deje de entrar por completo a la reflexión filosófica, sino que es tratado como un tema de segundo orden. En el pensamiento greco-occidental, al realizar (en Sócrates) un ‘giro antropológico’ y hasta ‘epistemológico’, la Naturaleza (physis) se convertía en ‘objeto’ de estudio e investigación por parte del ‘sujeto’ gnoseológico. Platón estableció además el criterio axiológico de la ‘inferioridad’ ontológica de la physis con respecto al mundo ideal de los eidé (esencias ideales). A pesar de que Aristóteles reivindicara la materialidad y empireia, la physis (Naturaleza) sólo servía de trampolín filosófico (o científico) para llegar a la meta ta physika (lo metafísico como lo espiritual). Salvo en algunas excepciones (Renacimiento, Romanticismo), la tradición dominante de Occidente considera la ‘Naturaleza’ una realidad ‘desanimada’ y bruta, una res extensa (Descartes: una ‘cosa extensa’) o simplemente una mega-máquina mecánica. El mecanicismo (como corolario del cientificismo) acabó con la entelejeia aristotélica, el conatus spinoziano, el élan vital bergsoniano o el hilozoísmo de Wundt