Un entorno digital dominado por la inteligencia artificial, la influencia de los líderes políticos, el activismo de las audiencias y la eclosión de desinformación y fake
news definen los códigos de la agenda. Se dibuja además un escenario en el que
el papel de las agencias de fact-checking como propulsoras o detractoras de lo
fake está cuestionado. En un contexto marcado por la convocatoria continuada de elecciones generales en España y por el conflicto de la Independencia de Cataluña
se publica la Sentencia del Tribunal Supremo sobre los juicios del Procés (14-O).
Una cadena de movilizaciones ciudadanas inunda la red. El objetivo general del
estudio es conocer en Twitter las fake news sobre los disturbios catalanes, las estrategias de verificación en las agencias seleccionadas (@malditobulo, @Newtral
y @veri_fi_cat), el nivel de impacto y la reacción de los públicos. Aplicamos una
metodología triangular de análisis de contenido comparado y sobre una muestra
general de tweets (n1=4500) se analiza el tratamiento de los bulos detectados por
los fact-checkers (n2=62). Los resultados confirman que la autoría de las noticias
falsas corresponde a cuentas de particulares y que las estrategias de fact-checking
pueden favorecer más la viralización que el desmentido.In a digital environment dominated by artificial intelligence, the influence of political
leaders and audience activism, the emergence of misinformation and fake news
define the agenda codes. A scenario in which the role of fact-checking agencies
as propellers or detractors of the fake is also questioned. In a context defined by
the continued general elections in Spain and the conflict of the independence of
Catalonia, the Supreme Court Judgment on the trials of Procés (14-O) is known.
A chain of citizen mobilizations floods the network. The general objective of the
study is to know on Twitter the fake news about the Catalan riots, verification
strategies and the level of impact and reaction of the public. We apply a triangular
methodology of comparative content analysis and on a sample of tweets (n1=4500)
we analyze the treatment of the hoaxes detected by the fact-checkers (n2=62). The
results confirm that the authorship of the false news corresponds to accounts of
individuals and that the strategies of fact-checking can favor the viralization more
than the denial