Referirse a Internet, expresar su alcance y potencialidad, y hacer uso de ella
se ha convertido en una actividad cotidiana imperceptible, a pesar de ser capaz
de alterar nuestros hábitos y relaciones sociales. Nos encontramos inmersos
en una sociedad que se caracteriza por estar sumida en un escenario repleto
de información, de nuevos conocimientos e imágenes que provienen de otras
latitudes y que nos obliga a redefinir los nuevos diálogos y diferentes
percepciones a las del entorno inmediato al que estábamos acostumbrados.
Esta discrepancia de percepción, recepción y procesamiento de la información
repercute en los diferentes grupos de personas de distintas edades, y su
dinámica puede traernos consecuencias de diferentes magnitudes, al pasar de
simples usuarios de medios a productores de nuestros propios mensajes