En los últimos años, son muchos los países que están instituyendo agencias encargas de fomentar y proteger la
competencia. Ésa ha sido la respuesta nacional a la proliferación de cárteles internacionales que la globalización está
motivando. A nivel internacional, la estrategia pasa por armonizar los múltiples sistemas legales de competencia. Sin
embargo, esta estrategia está llegando a su límite y se muestra insuficiente ante los casos de mayor envergadura. Cada
vez son menos las diferencias institucionales entre las distintas jurisdicciones. Es de esperar que los conflictos
originados por las diferencias sustantivas o de aplicación de los regímenes nacionales de competencia den paso a
disputas más relacionadas con los intereses nacionales. Por ello creemos apropiado reflexionar sobre cuáles podrían
ser los pasos a seguir y, sobretodo, sobre el papel de la UE en dicho proceso. Conviene subrayar que la Dirección
General de Competencia de la UE se erige como el actor principal en los esfuerzos por la internacionalización de la
política de competencia. Además de haber respaldado la iniciativa, la UE constituye un experimento de política de
competencia internacional y una muestra de cómo podrían coexistir los actuales regímenes nacionales con una
institución supranacional encargada de la coordinación de aquéllos. Es interesante analizar los mecanismos de
cooperación inter-jurisdiccionales a nivel europeo y plantearnos la conveniencia de configurar un marco global para la
política de competencia a partir de la propia experiencia europea