research

Plant ecology in Antarctica

Abstract

A menudo se ha descrito la vida vegetal en la Antártida como extremadamente pobre y ecológicamente simple. Sin embargo, esto sólo es cierto si nos referimos a las localidades más inhóspitas de la Antártida continental. En la región conocida como Antártida marítima, costa occidental de la Península Antártica e islas adyacentes, la situación es bien distinta. El número de especies de líquenes supera las 350 y se han descrito más de 100 especies de musgos y hepáticas, aunque sólo existen dos plantas con flores. En el ámbito de la ecología vegetal, la cuestión fundamental que ha preocupado a los investigadores hasta ahora es si los líquenes y musgos de la Antártida presentan algún tipo de adaptación que les permita sobrevivir mejor que otras plantas en este medio. Un segundo aspecto de gran interés en la actualidad es determinar la capacidad de adaptación de la flora antártica ante el aumento de la radiación ultravioleta (UV) como consecuencia del agujero de ozono, y ante el calentamiento global. Los líquenes antárticos se han mostrado muy tolerantes a amplios periodos de frío y sequía y son capaces de mantener una fotosíntesis activa a temperatura por debajo del punto de congelación, sin embargo algunas de las especies estudiadas no son capaces de mantener tasas positivas de fotosíntesis si la temperatura sube dos o tres grados. Por otra parte, tanto musgos como líquenes se muestran muy resistentes a la radiación UV. Los líquenes y comunidades microbianas de los Valles Secos y Montañas Transantárticas no parecen limitados por la más dura combinación de frío, sequedad y radiación que se produce en nuestro planeta. Estas especies son excelentes candidatos para experimentos de astrobiología en el espacio exterior, con el fin de demostrar la capacidad de supervivencia de células complejas originadas en la Tierra a posibles transferencias interplanetarias.Plant life in Antarctica has often been described as extremely poor and ecologically simple. However, this is really only true when we are referring to the most inhospitable localities of the continental Antarctica. In the region known as maritime Antarctica, which includes the west coast of the Antarctic Peninsula and adjacent islands, the situation is very different. The number of lichen species is above 350 and more than 100 species of mosses and hepatics have been described although only two flowering plants are present. One of the main questions that has always interested plant ecologists is whether Antarctic lichens and mosses possess some type of adaptation mechanism that allows them to survive better than other plants under such extreme conditions. A second area of interest at present is to determine the capacity of Antarctic plants to adapt to climate change, for example, to increasing UV radiation as a consequence of the ozone hole and to global warming. Both mosses and lichens have proven to be very resistant to UV radiation and appear able to adapt rapidly to this stress. Antarctic lichens are also very tolerant of long periods of cold and drought and can carry out active photosynthesis at temperatures below the freezing-point, which contrasts with some of the studied species being unable to reach positive carbon gain if the temperature rises only two or three degrees. The lichens and microbial communities of the Dry Valleys and Transantarctic Mountains do not seem to be limited by the most extreme combination of cold, dryness and radiation on our planet. These species are excellent candidates for astrobiology experiments in outer space in order to demonstrate the capacity of survival of complex cells, originating on the Earth, for possible interplanetary transfer.Proyectos CGL2006-12179-C02, POL2006-08405 y CTM2009-12838-C04-01

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