Esperé a que se apagara el ruido de las horas,y luego de una noche y un sueño profundo, quisebuscar el lugar de la calma en la madrugada,cuando todo renace en el canto de los pájaros,y así encontrar una palabra reposada con quedecirte algo. No quería la prisa de la clase en laque a veces la palabra vital se resiste. Si mal norecuerdo, era mi abuelo quien decía que el ruidoy la prisa solo traían cansancio y que de ello nadabueno quedaba, solo más cansancio, hastío. Poreso esperé este momento, tú no mereces unapalabra cansada, ni agotada, ni agobiada