Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata
Abstract
Richard Stanihurst fue uno de los alquimistas más importantes en la corte de Felipe II. La segunda mitad del siglo XVI asiste a un escenario cultural de persecuciones, prohibiciones e impugnaciones contra la alquimia, heredero del que se venía desarrollando en Occidente desde, al menos, tres siglos, dentro y fuera de España. En ese marco, con su El toque de alquimia (1593) el Dublinense va a citar a Paracelso, Mattioli, Ripley y Llull como fuentes de autoridad, buscando no sólo distinguir a los verdaderos de los falsos philosophos, sino construir un verdadero discurso apologético sobre el arte