Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMICH)
Abstract
Uno de los mayores retos en la educación fue y sigue siendo inculcar el
hábito de la lectura en los educandos. Los métodos hasta ahora propuestos para tal
objetivo, más que acercarlos, los han alejado del mundo de los libros. Aunado a
esto, nos enfrentamos con un mundo mediatizado donde los estímulos visuales son
una constante que distrae la atención del joven. Proponerles leer un libro es
encomendarles una obra titánica y a la par tediosa. Ellos reclaman libros de pocas
páginas y con abundantes ilustraciones. El profesor les exige lecturas amplias, de
engorrosos juegos de palabras y abundantes páginas. ¿Cómo compaginar estas
disyuntivas? ¿Cómo lograr estimular en el joven el hábito por la lectura?
Nuestro trabajo educativo de enseñanza de la lengua y la literatura, en una
primera etapa debería apuntar a lograr, ante todo, que el joven disfrute la lectura,
que le tome gusto y que vea en ella una relación práctica con su vida. En la
enseñanza media superior, deberían perseguirse con ahínco los siguientes
objetivos: a) iniciar al joven en la creación literaria sencilla, en el placer estético de la
palabra, y b) fortalecer el hábito de la lectura recreativa desarrollando las
habilidades que caracterizan a un buen lector
