Cierre percutáneo del conducto arterioso persistente con dispositivo Amplatzer en niños: resultados inmediatos y a un año

Abstract

Introducción y objetivos: El cierre percutáneo del conducto arterioso persistente (CAP) es una técnica bien establecida. Nuestro objetivo fue evaluar la seguridad y eficacia del oclusor de Amplatzer en el tratamiento del conducto arterioso persistente en la edad pediátrica. Material y métodos: De noviembre de 2005 a junio de 2007 analizamos el expediente clínico de 39 pacientes (23 niñas y 16 niños), con una edad de 19.8 ± 13.7 meses y peso de 9.2 ± 3.2 kg, sometidos a oclusión percutánea del CAP con dispositivo Amplatzer. El 41% (16/39) de los pacientes eran lactantes con edad < a un año y 71.8% (28/39) con peso < a 10 kg. La edad de los niños con peso &lt; 10 kg fue de 13.1 ±6.1 meses. Mediante aortografía en proyección lateral se determinó la morfología del CAP de acuerdo con la clasificación de Krichenko. En todos se hizo seguimiento (mediana de 10 meses), mediante control radiológico y ecocardiográfico a las 24 horas, y a 1, 3, 6 y 12 meses después del implante. Resultados: En los 39 pacientes el diámetro mínimo del conducto varió de 2 a 12 mm (3.6 ± 2.0 mm). Los tipos de CAP, de acuerdo con Krichenko, fueron: A = 25 (64.1%), B = 1 (2.6%), C = 5 (12.8%), D = 2 (5.1%) y E = 3 (7.7%). Tres pacientes (7.7%) tenían conducto residual posterior a ligadura quirúrgica. La relación Qp/Qs fue de 2.4 ± 1.5 y la relación PSP/PSS fue de 0.49 ± 0.18 En 16 pacientes (41%) existía hipertensión pulmonar. El dispositivo fue implantado con éxito en 36 de 39 pacientes (92.3%). El procedimiento falló en tres casos debido a: dificultad para colocar el dispositivo; a una valoración incorrecta del tamaño del conducto; y por dificultad en hacer avanzar el dispositivo por angulación del sistema de liberación y migración del dispositivo a la aorta descendente. La media de tiempo de fluoroscopia y del tiempo del procedimiento fue de 13.2 ± 6.3 minutos y 65.3 ± 21.9 minutos, respectivamente. No hubo fallecimientos con el procedimiento. En ocho pacientes, todos excepto uno, con peso menor a 10 kg, ocurrieron complicaciones menores y mayores. De los 36 pacientes, un aortograma mostró oclusión completa del conducto en 26 (66.7%); fuga intraoclusor en seis (15.4%), fuga leve en cuatro (10.3%) y fuga moderada en dos (5.1%). En el ecocardiograma control de 24 horas la tasa de oclusión fue de 82.1% (32/36). La oclusión del conducto fue completa en 35 pacientes (97.2%) al tercer mes de seguimiento. En cuatro pacientes no se logró el cierre percutáneo y tres de ellos tuvieron que ser operados. En el seguimiento tres pacientes desarrollaron estenosis leve en la rama pulmonar izquierda, y dos gradientes de presión leve en la aorta descendente. Conclusiones: El cierre percutáneo del conducto arterioso persistente con el dispositivo de Amplatzer es un método eficaz y seguro, especialmente útil en el tratamiento de conductos de tamaño moderado a grande. En conductos arteriosos persistentes mayores de 2 mm de diámetro el oclusor de Amplatzer se considera como una alternativa al tratamiento quirúrgico. La frecuencia de complicaciones es mayor en pacientes con pesos menores de 10 kg

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