El que escribe esta páginas tiene interés, ante toda otra cosa, en hacer notar que ya desde varios años ha expresado, con suficiente claridad, su admiración hacia el descubrimiento realizado por los hermanos E. y D. Wagner, y ha valorado en toda su significación ese inmenso aporte. Me refiero a varias monografías y artículos salidos desde 1932 hasta hoy, y de manera especial a un escrito que dediqué a las ruinas de Machu Pichu, en el que he fustigado la costumbre del todo contraproducente de aquellos arqueólogos, de ayer y de hoy, los cuales al presentar sus materiales solicitan los favores y el fácil renombre popular por medio de exageraciones interpretativas, con un espíritu sensacionalista que llega, a menudo, hasta lo inverosímil y cuyo efecto más seguro es deformar y desacreditar los méritos reales del hallazgo. Transcribo algunos párrafos de ese escrito, porque se transparenta en ellos mi valoración sincera de los materiales recogidos por los hermanos Wagner en el Chacho de SantiagoSociedad Argentina de Antropologí
