Como es sabido, el Latín no tiene hoy, al menos para los alumnos de enseñanza media y sus padres, el mismo prestigio que las materias científicas y técnicas. Con frecuencia se considera su estudio como algo tortuoso y estéril, sin perspectivas.
Paradójicamente se va levantando un clamor en todos los estamentos sociales augurando que el futuro de la educación, de cara al próximo siglo, no consistirá sólo en aprender a leer, escribir, saber algo de matemáticas y almacenar unos conocimientos, cada vez mayores y en muchos aspectos cambiantes. Se considera irrenunciable potenciar el desarrollo de las capacidades de comunicación, acceso y procesamiento crítico de la información; las capacidades de identificación, planteamiento y resolución de problemas; el uso del razonamiento abstracto y científico, así como la pericia en el manejo de los nuevos instrumentos tecnológicos. Del mismo modo, la complejidad de los problemas actuales y su universalidad pone de manifiesto la necesidad de potenciar la dimensión ética en todos los estudiantes