La estructuración de Casanare como un territorio organizado sobre una jerarquía de funciones, que parte de un epicentro y se extiende en forma ininterrumpida hacia los extremos de su periferia, es todavía un proceso incipiente. Existen aún rezagos de un complejo de problemas que se han opuesto históriamente a esa estructuración y que se retroalimentan entre sí haciendo muy difícil corregir esas tendencias si se tratan en forma aislada