Lo político y lo económico de la comparación

Abstract

The author observes the exponential growth of comparative education in North America and examines why the method of cross-national comparison has become so popular in educational research. Her special attention is directed towards the political and economic reasons for comparison. She provides an overview of research on cross-national policy borrowing and lending—one of the traditional areas of research in comparative education—and combines it with the newly emerging field of comparative policy studies. Politically, borrowing has a salutary effect on protracted policy conflict: it is a coalition builder. It enables opposed advocacy groups to combine resources to support a third, supposedly more neutral, policy option borrowed from elsewhere. The third or alternative option is often referred to as (vaguely defined) international standards or best practices. Economically, policy borrowing is often a transient phenomenon in developing countries, because it only exists so long as external funding—contingent upon the import of a particular reform package—continues. Policy borrowing in poor countries is to the education sector what structural adjustment, poverty alleviation, and good governance, are to the public sector at large: a condition for receiving aid. The article ends with a few reflections on comparative policy studies, including the concept of a policy life-span which explains why a traveling reform becomes, after a while, everyone’s and nobody’s reform, is deterritorialized, and passes as a global education policyLa autora observa el crecimiento exponencial de la educación comparada en América del Norte y analiza el porqué se ha popularizado, en investigación educativa, el método de la comparación transnacional. Dirige especial atención a las razones políticas y económicas por las cuales se utiliza la comparación. Echa una mirada a los trabajos más citados sobre la transferencia de políticas entre países –una de las áreas tradicionales de la investigación en educación comparada—y la combina con el campo de estudios comparativos de políticas, de más reciente aparición. Políticamente, la transferencia, tiene un efecto saludable en los conflictos prolongados con respecto a alguna política: ayuda a construir coaliciones. Le permite, a grupos promotores contrarios, combinar recursos para apoyar una tercera opción de políticas, supuestamente más neutral, que se transfiere de un lugar a otro. Dicha opción alternativa, o tercera opción, se denomina, frecuentemente: estándares internacionales o las mejores prácticas (best practices) –conceptos muchas veces definidos de manera muy general. Económicamente, la transferencia es, generalmente, un fenómeno pasajero, porque sólo existe mientras el financiamiento externo –que depende de que se importe un paquete de reforma particular— continúe. La transferencia de políticas, en el caso de los países pobres es, al sector educativo, lo que el ajuste estructural, la reducción de la pobreza y el buen gobierno son para el sector público en general: una condición para recibir ayuda. La autora cierra con algunas reflexiones sobre los estudios comparativos de políticas, específicamente sobre el ciclo de vida de las políticas, un concepto que explica porqué una reforma itinerante se vuelve, después de un tiempo, en una reforma de todos y de nadie, y se desterritorializa, convirtiéndose, por tanto, en una política educativa globa

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