Durante mucho tiempo, el conflicto colombiano ha sido entendido desde una visión clásica de la seguridad, lo que ha favorecido las prácticas militares por encima del tratamiento de los aspectos humanos del conflicto. Este artículo plantea, desde una perspectiva crítica, cómo la forma en la que se aborda el conflicto desde los discursos de seguridad dominantes ha provisto un marco sesgado para la comprensión del fenómeno en toda la amplitud de sus causas y consecuencias. Igualmente, aboga por el fortalecimiento de un discurso de la seguridad humana que evite convertir la pobreza y los males asociados en una amenaza a la seguridad por sí mismos