Dominicanidad: un viaje al interior

Abstract

El dominicano es tan diverso que puede ser católico en el mismo momento que se baña en las aguas de Liborio; puede reconocerse tanto en un poema de Pedro Mir como de Norberto James sin que se sienta acosado por la culpa; sin rubor, atiborra sus retinas con el colorido glamoroso de los gallos de Guillo Pérez al mismo tiempo que se aventura en la experiencia estética de dejarse llevar por un guloya en blanco y negro de Nadal Walcott. No sólo habla un español distinto en giros y sonoridades que lo distingue del de la antigua colonia, sino que está tendiendo a ser políglota a partir de las nuevas realidades en un nuevo mund

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