En tan sólo cinco años, de 2005 a 2009, hemos podido constatar lo mejor y lo peor de las
dos caras de la economía capitalista global: crecimiento y recesión. Aunque aún es pronto
para hacer un análisis reposado de las causas de la crisis que sufrimos en la actualidad,
parece evidente la responsabilidad de la economía especulativa en el grave deterioro
causado al conjunto de la economía mundial. Este impacto ha sido aún más grave en la
economía española, donde la grasa es más abundante que el músculo, lo que en términos
económicos se traduce en una estructura caracterizada por un peso demasiado grande de
sectores de demanda débil, baja productividad y un bajo contenido en conocimiento.
Parece, por tanto, un momento propicio para evitar que los problemas de obesidad den
lugar a patologías más graves, lo que obliga a preservar y desarrollar actividades
económicas vinculadas con actividades productivas de alta intensidad tecnológica y
demanda fuerte. En este sentido, parece oportuno el análisis del mercado inmobiliario
asociado a la actividad industrial de una gran ciudad como Madrid, dado que es un ámbito
en el que convergen un conjunto de dimensiones que pueden ser claves para entender los
procesos actualmente en curso, tanto a escala global como local