Introducción
La factibilidad del análisis de la deformación longitudinal 2D en ejercicio y la contribución de
su información para detectar isquemia a frecuencia cardíaca alta no están bien establecidas;
si bien se han realizado estudios de eco estrés farmacológico para la evaluación de isquemia
y viabilidad, no se conocen trabajos que hayan evaluado el uso de la deformación longitudinal
2D para el diagnóstico de isquemia miocárdica durante el eco estrés con ejercicio.
Objetivos
Se consideró de interés determinar la factibilidad del análisis de la deformación longitudinal
2D y evaluar su comportamiento durante el eco estrés con ejercicio.
Material y métodos
Entre febrero y marzo de 2012 se les realizó un eco estrés en camilla supina, en etapas de 150
kgm, a 93 pacientes consecutivos (59 hombres, 54,9%), edad promedio de 58,8 ± 11,8 años. Se
determinó la motilidad semicuantitativa visual en condiciones basales, en el pico del ejercicio
y en el posesfuerzo inmediato y se analizó la deformación longitudinal 2D de 16 segmentos en
reposo y en el posejercicio inmediato mediante un algoritmo de seguimiento de marcadores
acústicos (AFI: automatic functional images de GE). Simultáneamente se evaluaron los síntomas,
el electrocardiograma de 12 derivaciones y la tensión arterial en cada etapa.
Resultados
La frecuencia cardíaca basal fue de 76 ± 18 lat/min, alcanzó 133 ± 25 lat/min en el pico del
ejercicio y 117 ± 15 lat/min en el posesfuerzo inmediato. Las pruebas fueron suficientes en 64
(68,8%) de los 93 pacientes evaluados; de los 29 pacientes con pruebas insuficientes, 9 fueron
positivas y 20 negativas. Desarrollaron isquemia durante la prueba 21 pacientes (22,5%),
diagnosticada como asinergias regionales transitorias (7 casos en territorio anterior, septal
y/o apical, en otros 7 afectó las caras inferior, posterior y/o lateral, mientras que 7 pacientes
tuvieron trastornos en segmentos de ambos territorios), los cuales eran más añosos (63,5 ±
8,7 vs. 57,4 ± 12,2 años; p = 0,03), con mayor antecedente de infarto de miocardio (14,3%
vs. 7%; p = 0,01) y de cirugía de revascularización miocárdica (14,3% vs. 2,77%; p = 0,04)
respecto de los pacientes que no desarrollaron isquemia. No se encontraron diferencias significativas
en los antecedentes de hipertensión arterial, diabetes, dislipidemia y tabaquismo. El
valor de la deformación longitudinal 2D apical se incrementó en 79 (85%) de los 93 pacientes
evaluados, en los que solo 3 (3,8%) presentaron trastornos contráctiles en la misma región,
mientras que de los 14 pacientes en los que la deformación longitudinal 2D apical no aumentó
o disminuyó, 11 (78,6%) presentaron isquemia apical visualmente confirmada (sensibilidad
79%, especificidad 96%; p = 0,0001). De los 53 pacientes en los que se incrementó el valor
de la deformación longitudinal 2D inferior, posterior y/o lateral, 6 (11,3%) presentaron trastornos
contráctiles homozonales, mientras que de los 40 pacientes en los que no aumentó la
deformación longitudinal 2D, en 8 (20%) se constataron visualmente asinergias transitorias
en la misma región (sensibilidad 43%, especificidad 41%). La deformación longitudinal 2D
se pudo evaluar en 1.472 de 1.488 segmentos en el reposo (factibilidad 99%), en 1.452 en el
posesfuerzo (factibilidad 97,5%) y en 1.147 de 1.488 (77%) en el pico del esfuerzo (esta etapa
no se consideró para el análisis). Conclusiones
El análisis de la deformación longitudinal 2D resultó factible en el posesfuerzo inmediato.
La falta de aumento o la disminución en la deformación longitudinal 2D de los segmentos
apicales fueron concordantes con presencia de isquemia detectada visualmente. Las frecuencias
cardíacas altas fueron responsables de la obtención de resultados poco específicos en los
segmentos inferoposterolaterales basales y mediales, por lo que el strain 2D longitudinal solo
sería de ayuda para analizar territorio irrigado por la arteria descendente anterior