El Lupus Eritematoso Sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune
de gran complejidad dada su diversidad de patrones de expresión. Puede
afectar a cualquier órgano, se manifiesta en brotes, con unos periodos de
actividad y otros de remisión de la enfermedad. Afecta a personas jóvenes
especialmente al sexo femenino.
Debido a su carácter multisistémico y la variabilidad de síntomas que
pueden presentar se requiere un minucioso estudio diagnostico y un tratamiento
adecuado a la gravedad del cuadro en cada momento.
Las manifestaciones neuropsiquiátricas en el LES son frecuentes. La incidencia
real es diferente según las series (46%-91%)1 debido a su gran diversidad,
variabilidad de su severidad y duración. En 1999, el American Collage of
Rheumatology (ACR) a través de un comité de expertos propuso una serie de
definiciones de las diferentes manifestaciones neuropsiquiátricas del LES
(http://www.rheumatology.org/ar/ar. html). Inicialmente se clasifican en
neurológicas y psiquiátricas; las primeras en centrales y perifericas2. La fiebre
suele encontrarse en el 80%-90% de los pacientes con LES en algún
momento de su evolución. Ante la aparición de fiebre y clínica neurológica en
un paciente con LES, nos vemos obligados a realizar un diagnóstico diferencial
que está principalmente entre la presencia de una infección o de un brote
de la enfermedad