La humanidad siente una fascinación instintiva por las nubes. Las comunidades meteorológica e
hidrológica han llegado a comprender tras décadas de observación e investigación que los procesos
nubosos, desde la microfísica de la nucleación inicial a las supertormentas visibles desde los
satélites, proporcionan información fundamental para la predicción meteorológica y, en particular,
para la de la precipitación. Mirar las nubes desde un punto de vista climático presenta nuevos y
difíciles interrogantes que cuestionan nuestras premisas generales sobre el modo en el que funciona
realmente nuestra húmeda y nubosa atmósfera