Evolución de los videolaringoscopios, un campo en continua renovación

Abstract

El 30% de las muertes que se atribuyen a la anestesia son debidas a la imposibilidad de mantener la vía aérea permeable. Es, quizás, esta perspectiva tan preocupante, la que ha motivado toda una revolución en el manejo de la vía aérea, fundamentalmente centrada en la aparición de un amplio abanico de dispositivos destinados a su manejo. En este sentido, los videolaringoscopios han transformado, profundamente, este panorama, hasta el punto de ser incluidos en el algoritmo de la ASA de 2013 para ser utilizados, incluso de entrada, ante la sospecha de vía aérea difícil.  Muchos autores coinciden en que, para apreciar algún beneficio del uso del videolaringoscopio necesitamos conocer, previamente, el mecanismo y la incidencia de fallo de la laringoscopia directa convencional. La mejor evidencia de ello, es un metanálisis de 50.760 pacientes en los cuales se registró una incidencia de laringoscopia directa dificultosa de un 5,8% (IC95% 4,5-7,5) (1).  El principal problema de esta revolución tecnológica es que, muchas veces, estos dispositivos tienen más similitudes que diferencias, con un elevado coste que no asegura su permanencia en el mercado. En este sentido, Kenneth Rothfield hace una revisión de este gran avance y analiza su repercusión en nuestra práctica diaria

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