La historia es prodiga en el desarrollo de episodios que han significado un riesgo para la salud de comunidades
humanas, donde el efecto sobre los animales acuáticos, terrestres o aéreos, en diferentes ambientes, ha advertido, con anticipación, la situación de riesgo para el hombre. Compartimos con nuestras mascotas el ambiente urbano en nuestros entornos familiares y barriales. Utilizamos en la producción vegetal y animal, en ambientes agropecuarios, un alto número, y volumen de compuestos químicos que pueden estar contaminando el suelo, el agua y nuestros alimentos. Y en contraposición, numerosas especies de aves, reptiles y mamíferos habitan ambientes silvestres, prístinos en apariencia. En todas esas situaciones, los animales pueden ser bioindicadores de situaciones de riesgo que se presentan en esos y otros
ambientes. En estos animales disponemos de biomarcadores químicos y biológicos que pueden indicar el grado de exposición a contaminantes químicos, físicos o biológicos, y también podemos cuantificar y ponderar los efectos en la salud. Tenemos que poder identificar las especies animales más adecuadas para que realicen esta tarea humanitaria