El obeso mórbido no es un paciente bien nutrido. Aunque
tiene depósitos excesivos de energía en forma de
grasa, puede tener carencias nutritivas clínicas o subclínicas
por seguir dietas desequilibradas o demasiado
restrictivas durante períodos prolongados de tiempo.
Este es un estudio descriptivo transversal no experimental,
de carácter multicéntrico. Se estudió a 158 pacientes
con diagnóstico clínico de Obesidad Mórbida
de la provincia de Mendoza, Buenos Aires y Salta. Se
realizó una valoración nutricional mediante una encuesta
de hábitos alimentarios, determinaciones antropométricas
y bioquímicas de vitaminas.
El 83% de los pacientes presentó algún tipo de deficiencia.
El 40% tenían déficit de vitamina B1, el 1,9%
de B12 y el 3,2% de ácido fólico. La deficiencia más
marcada fue la de vitamina D, que fue del 82,2 %. Se
relacionó este último déficit con diferentes variables.
Se observó una leve relación inversa entre las variables
IMC y vitamina D, lo que señala que a medida que el
IMC aumenta, las concentraciones de vitamina D disminuyen.
Además, se puede afirmar que existe una leve
relación inversa entre las variables “diámetro sagital” y
“diámetro de cintura” con las concentraciones séricas
de vitamina D. A medida que el diámetro sagital y de
la cintura aumenta, las concentraciones de vitamina D
disminuyen. Con respecto a los minerales, se hallaron
concentraciones bajas de calcio iónico en el 25,4% de
los pacientes, de magnesio en el 6,1%, de fósforo en el
2,8% y de zinc solo en el 0,7%.
La absorción, distribución, metabolismo y/o excreción
de nutrientes podrían estar alterados en la obesidad,
tanto como su biodisponibilidad. Es necesario medir
micronutrientes en toda evaluación clínico-nutricional
del paciente con obesidad mórbida. Se necesitan estudios
locales para determinar prevalencia, mecanismos,
consecuencias y cómo prevenir las deficiencias en la
población obes