Hace ya varios años que empezó este interés académico por los asuntos interculturales, posiblemente en el segundo o tercer año de formación en el pregrado de antropología. Justo en el momento en el que la pregunta por el otro, poco a poco fue adquiriendo un efecto de búmeran y regresó a mí desde varias direcciones, inundándome de interrogantes sobre responsabilidades y aportes de esa condición hegemónica que representa Occidente y por su puesto de la antropología como parte de este particular contexto