Las transgresiones como elicitadoras de la emoción de vergüenza en niños españoles y holandeses

Abstract

La emoción de vergüenza implica una evaluación negativa por parte del yo. Tradicionalmente, la mayoría de estudios sobre la vergüenza han partido de la base de que el yo evaluado coincide plenamente con el yo que evalúa. Pero esta asunción no tiene en cuenta la posibilidad de que el yo individual sea lo suficientemente interdependiente (Markus y Kitayama, 1991) para interpretar las transgresiones de los familiares o amigos como un reflejo negativo en el propio yo, y que por lo tanto, aparezca la vergüenza. Si tenemos en cuenta que las culturas difieren en la construcción independiente o interdependiente del yo, podríamos pensar que las culturas también se diferenciarán en el grado de vergüenza experimentado por el comportamiento de los sujetos con los que se asocia. Con el objetivo de explorar esta cuestión, se entrevistó a 35 adolescentes españoles y a 42 adolescentes holandeses de 12-13 años de edad, sobre sus sentimientos de vergüenza ante las transgresiones sociales y morales cometidas por (a) un compañero de clase, (b) un primo, (c) el mejor amigo, (d) un hermano o hermana, y (e) el participante mismo. Los resultados indican que las transgresiones de los demás elicitan un sentimiento de vergüenza considerable en ambos grupos, aunque mientras los sujetos españoles informan de una mayor experiencia de vergüenza ante las transgresiones de un hermano/a frente a las de un amigo, los sujetos holandeses experimentan el patrón inverso. Estos resultados se comentan en términos de diferencias culturales en cuanto a la importancia del ¿yo extendido¿: familiares versus amigos

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