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Quid puellae cum armis? : una aproximación a doña Beatriz Bernal y a su Cristalián de España /

Abstract

Consultable des del TDXTítol obtingut de la portada digitalitzadaEl Don Cristalián de España, publicado en Valladolid en 1545 por Juan de Villaquirán, no se cuenta entre los libros de caballerías de mayor éxito comercial (sólo fue reeditado una vez, más de cuarenta años después), pero destaca entre las demás obras de este género literario por haber salido de la pluma de una mujer, doña Beatriz Bernal, por lo que resulta aún más sorprendente que la novela no haya merecido hasta hoy toda la atención que era de esperar por parte de la crítica. Mi tesis pretende ofrecer una aproximación original a la figura y la obra de esta autora, basada principalmente en el análisis de algunos documentos notariales inéditos, que exhumé en los archivos de Valladolid. Las nuevas informaciones recabadas me han permitido esbozar una semblanza menos desdibujada de doña Beatriz, e intentar reconstruir, junto al entorno familiar y a su vinculación con los letrados de la villa, su biografía intelectual. En este sentido, ocupa un lugar destacado del primer capítulo el examen del inventario de los libros pertenecientes a las familias Bernal-Gatos, que tienen el interés añadido de constituir una biblioteca eminentemente femenina. Abordo, a continuación, la cuestión de las lecturas propias de las mujeres en el Quinientos español, a través de un recorrido por los itinerarios formativos de la «perfecta cristiana» previstos por las autoridades religiosas de la época: los moralistas, guías por excelencia de las lectoras indefensas, llegaron a formular preceptos e interdictos acerca de los buenos y malos libros, especialmente austeros para con cierta literatura de entretenimiento, in primis las ponzoñosas vanidades de los libros de caballerías. Desde esta óptica me aproximo, luego, a la obra de doña Beatriz Bernal, cuya voz emisora revela, gracias a tal enfoque, nuevos matices y una innegable carga de «osadía», teniendo en cuenta la singularidad de su incursión en el mundo de la ficción caballeresca: al cabo, el Don Cristalián es la única novela de este género de la que haya podido confirmarse la autoría femenina, puesto que la atribución del Palmerín y del Primaleón sigue siendo controvertida, y, fuera de España, los casos de doña Leonor Coutinho y Margaret Tyler no tienen la misma envergadura que el de doña Beatriz. A nuestra dama vallisoletana no le faltó conciencia de la excepcionalidad de su gesto, lo cual se trasluce en su creación literaria, en que la escritora parece perseguir un difícil equilibrio entre la obligación, por un lado, de adaptarse al modelo de conducta de la mujer cristiana, y, por otro, el deseo de romper esos moldes. Bajo este punto de vista, analizo, seguidamente, un specimen del complejo universo femenino al que ella dio vida en el Don Cristalián. Bien es verdad que en sus páginas se encuentra, en lugar de los temidos «sermonarios diábolicos», todo un dechado de morigeración; sin embargo, Beatriz Bernal no quiso renunciar a la tentación de forjar algunas figuras femeninas que encarnaran precisamente aquellas virtudes de las que carecía, según los moralistas de la época, el sexo débil: prudencia, elocuencia, ingenio, liberalidad. Baste recordar a la virgo bellatrix Minerva, que puede considerarse, además del personaje más logrado de la obra, una suerte de alter ego literario de doña Beatriz, al aventurarse, como su creadora, en un terreno privativo de los hombres (las armas/las letras) no por necesidad, sino por inclinación natural. A juzgar por el número de ediciones del Don Cristalián, podría pensarse que la novela no gozó en su momento de gran popularidad: su aparición parecería ser más bien fruto de la particular coyuntura histórico-cultural que conoció el Valladolid del siglo XVI, y del frenesí editorial de aquella época. Tampoco resulta significativa la existencia de una versión italiana, de 1558, puesto que pertenece a la avalancha de traducciones de libros de caballerías españoles que se publicaron en Italia a lo largo de escasos cien años. Sin embargo, al estudiar la recepción del Don Cristalián, recopilo una serie de indicios que apuntan a conclusiones muy distintas: los datos espigados en inventarios de bibliotecas particulares o de librerías del siglo XVI e inicios del XVII, o algunos casos de intertextualidad presentes en novelas posteriores, dan fe, de entre otras pruebas, de una circulación de la obra mucho mayor de lo que cabía esperar. Cierra la tesis una antología del Don Cristalián, organizada a modo de galería de retratos femeninos: a las dueñas y doncellas imaginadas por doña Beatriz Bernal quise dejar la palabra, esperando que sus réplicas y gestos pudieran confirmar la validez de la respuesta que propongo a la pregunta «Quid puellae cum armis?» que es el leitmotiv de esta investigación.Don Cristalián de España by Beatriz Bernal (Valladolid: Juan de Villaquirán, 1545) is not reckoned among the best-selling romances of chivalry -it was reprinted only once, almost 40 years later-, but it stands out from other books of the same genre because of its female authorship. It is therefore rather surprising that scholars have not given to this novel the careful consideration it deserves. My dissertation offers an approach to Beatriz Bernal's figure and work, based mainly on the analysis of some notarial documents that I searched out in the archives of Valladolid. These new pieces of information allow me to outline a less blurred biographical sketch of this writer, and to reconstruct not only her family bonds and her link with the letrados of the villa, but also her intellectual profile. With respect to this, I devote a special attention to the inventory of the books that belonged to Bernal-Gatos family, an even more interesting collection since it sets up a clearly feminine library (ch. I). Secondly, I tackle the question of the suitable readings for 16th century Spanish women, and I study the syllabi traced out for the «perfect Christian» by the religious authorities of the time: priests and moralists, who were the guides of the defenceless readers, drew up precepts and interdicts especially strict against vernacular fiction, and above all against the poisonous inanities of the romances of chivalry. From this point of view I approach the novel by doña Beatriz Bernal in the following chapter. Her literary voice reveals itself to be charged with new shades and an undeniable boldness, given that her raid into the world of the chivalric fiction was absolutely unusual. On the whole, Don Cristalián de España is the only romance of chivarly whose female authorship could be confirmed, as Palmerín and Primaleón's attribution is still debated, and outside Spain the cases of doña Leonor Coutinho and Margaret Tyler have not got the same significance as Beatriz Bernal's one. She was conscious that her choice was exceptional, and she shows it in her work, since she strives to reach a difficult balance between the obligation to fit in with the behavioral pattern of the Christian woman and the desire to break all the moulds. When I examine a specimen of the complex female universe she designed, I remark on the soberness of Don Cristalián de España, that is far from being a «sermonario diabólico»; nevertheless Beatriz Bernal could not resist the temptation to conceive some female characters that embody just the virtues which women lacked, according to the moralists of the time: prudence, eloquence, wits and liberality. It is enough to remember the virgo bellatrix Minerva, who can be considered, besides the most striking role of the novel, a kind of literary alter ego of doña Beatriz, since she ventures, as well as her creatress, on a field reserved for men (arms/letters), not out of necessity, but owing to a natural propensity. In view of the fact that Don Cristalián was reprinted only once, one can imagine that it did not enjoy a great popularity: its issue seems to be rather the result of the privileged position of Valladolid in the 16th century, and of the feverish printing activity at the time. The existence of an Italian version (1558) is not even meaningful, because it belongs to the avalanche of translations of Spanish romances of chivalry that were published in Italy during nearly one hundred years. In spite of this, in the chapter where I look into Don Cristalián's reception, I gather a series of clues which lead to believe that the circulation of the novel was far wider than expected, as witnessed by the data proceeding from inventories of private libraries, or book-seller's shops of the 16th century and the beginning of the 17th, and also by some cases of intertextuality that I found in later romances of chivalry. The dissertation closes with an anthology from Don Cristalián de España, planned as a feminine picture-gallery: I called upon the dueñas y doncellas imagined by Beatriz Bernal to speak, in the hope that their talks and gestures could prove the reliability of the answer I suggest to the question «Quid puellae cum armis?», which is the leitmotiv of this research

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