Abstract

En la cotidianeidad mexicana elementos como la inseguridad, la violencia o la impu­nidad, siguen teniendo gran presencia causando temor e indignación en la sociedad, a la par de la otra cara de la moneda donde durante los últimos años el respeto de los Derechos Humanos y los abusos en el sistema penal representan algunos de los reclamos más sentidos, creando un dilema complejo entre víctimas y victimarios, un reto para las instituciones. En 2016 se puso en práctica un nuevo sistema de justicia penal, producto de la Reforma Constitucional de 2008, -la más importante en México desde la Constitución de 1917. Desde entonces ¿cuáles han sido los resultados obtenidos? ¿Qué ha significado realmente el cambio de un sistema inquisitivo a uno acusatorio? ¿Se ha avanzado en la protección de los derechos de las víctimas? ¿El personal al frente de las nuevas instituciones está preparado para desempeñar su puesto

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