Las decisiones sobre características de pacientes, tratamientos y cuidados deben ser recogidas y para ello deben desarrollarse definiciones estándar que permitan recoger los datos en los llamados registros o bases de datos que permitirán, básicamente, identificar y mejorar la calidad de los servicios. La importancia de las bases de datos clínicas depende de la calidad de las mismas. Si éstas son pobres, los resultados de los estudios que las han utilizado pueden ser sesgados y de poca confianza. Además, si la calidad de los datos registrados no ha sido verificada, la credibilidad de los mismos puede verse minimizada. Para asegurar la calidad de los datos es esencial definir lo más explícitamente posible los usos que se pretenden del registro. El desarrollo del registro debe ser comprensible en relación a su uso pero limitado en su tamaño