La primera década del siglo xxi constituyó una coyuntura de transformaciones en el mapa político de América Latina. Después de una larga hegemonía de las fuerzas políticas de derecha y centro-derecha, las de izquierda y centro-izquierda —un conjunto muy heterogéneo— conquistaron los gobiernos de la región con un discurso crítico del modelo neoliberal, que subrayaba el papel del Estado como actor clave del proceso de desarrollo. En este escenario, la crisis de 2008 profundizó este debate, enfocando la relación del Estado con las élites y el capital extranjero, así como en su capacidad de articular una estrategia de desarrollo para construir sociedades más prósperas y justas. Este artículo revisita los dos paradigmas del papel del Estado en los procesos de desarrollo: el modelo neoliberal y el desarrollista, a la luz de enfoques teóricos de disciplinas como la ciencia política, la historia económica y la economía del desarrollo. Se concluye que el gran desafío de una nueva teoría y práctica del Estado en América Latina se encuentra en construir coaliciones desarrollistas amplias que permitan contrapesar los intereses centrífugos de las élites locales y las corporaciones trasnacionales