Se calcula que en tiempos de la tracción animal, el 25% de la superficie cultivada era necesaria para mantener a estas “máquinas prehistóricas”. Actualmente nos encontramos frente a un nuevo paradigma técnico y socioeconómico en la agricultura, con cada vez más grandes y “voraces” herramientas en nuestros campos: las últimas generaciones de tractores de extrema potencia. ¿Cuál sería la superficie equivalente para satisfacer sus necesidades de energía en caso del uso de biocombustibles procedentes de cultivos alimentarios? ¿Está el modelo productivo actual adaptado a esta “sobrecarga”? ¿Son los tractores un ejemplo actual de involución tecnológica? A nadie se le escapa la crisis de valores a la que está sometida la sociedad actual. ¿Podría entonces esta situación acentuarla