Los sistemas e-procurement comenzaron a popularizarse a finales de los noventa y principios de esta década como sistemas de aprovisionamiento electrónico donde, según las empresas implantadoras y fabricantes del software, la relación coste-beneficio los hacía muy convenientes. Como en todas las implementaciones de sistemas de información, existen casos de éxito y casos de fracaso. En el presente artículo se argumenta que muchas de las implementaciones que no han sido exitosas tienen el origen de sus problemas en no haber hecho una reflexión adecuada sobre los costes y beneficios reales, así como no conocer con antelación los productos y servicios que deben y no deben gestionarse a través de la plataforma. Los autores proponen un modelo de evaluación del proyecto e-procurement desarrollado por ellos mismos cuyo principal objetivo es analizar los productos y servicios candidatos a ser gestionados en la plataforma con el objetivo de maximizar el ahorro