Ultimamente, en,varios medios de comunicación, parece haber resucitado el viejo (y nuevo) debate sobre la regulación de la Informática para limitar su influencia negativa en las libertades fundamentales de la persona. Viejo, puesto que ya en los primeros tiempos de la Informática se comenzó a hablar de las posibles influencias negativas que esta nueva Ciencia podría tener. Nuevo, porque el asunto es de candente actualidad, Los padres de nuestra Constitución ya tuvieron en cuenta este problema, y recogieron en su artículo 18.4 la necesidad de su regulación legal en nuestro ordenamiento jurídico: «La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.» Casi trece años han transcurrido desde su aprobación y aún no se ha producido esta regulación legal, aunque ya se discute el anteproyecto de la Ley Orgánica para la Regulación del Tratamiento Automatizado de los Datos de Carácter Personal