Actualmente, a pesar de considerar la electricidad como una necesidad básica y pilar en la vida
de todo país o comunidad, en África, más de 600 millones de personas, casi 2/3 de la población,
viven sin suministro eléctrico. Millones de familias y hogares dependen de fuentes de energía
tradicionales que se traducen en tecnologías contaminantes, costosas, y lo que es más
importante, negativas para la salud humana. Esta situación supone, sin duda, el impedimento
fundamental para el avance y desarrollo de estos países. Organizaciones como OAN
Internacional (colaboradora en este trabajo) tienen como una de sus prioridades la
universalización de la electricidad, promoviendo la transición del continente africano hacia las
energías limpias y renovables.
En concreto, Benín, donde se encuentra la comuna de Nikki, forma parte del conjunto de países
menos desarrollados energéticamente de África Occidental. El 85% de la electricidad proviene
de Ghana, Nigeria y Costa de Marfil y los productos petrolíferos consumidos son, en su
totalidad, de origen externo. Esta situación de dependencia tan elevada hace a Benín un país
muy vulnerable a cualquier tipo de fluctuación que sufran sus países vecinos. Debido a ello, el
consumo de energía en este país es, aproximadamente, la mitad del de los países de África
Subsahariana y menos de una cuarta parte de la media mundial. Estos datos se ven reflejados
en la tasa de electrificación, que supone solamente un 27%, siendo el de las zonas urbanas un
54% y el de las rurales un 4%.El objetivo fundamental de este Trabajo de Fin de Grado es buscar una posible solución para
electrificar una zona rural de Benín, la comuna de Nikki, que difícilmente puede obtenerla de
manera convencional. Nikki es una de las ocho comunas pertenecientes a Borgou, uno de los
doce departamentos en los que se divide Benín. La situación actual, dentro de un marco
energético, de esta comuna es inferior a la media del país debido a que el único proveedor de
electricidad, la Société Béninoise d’Energie Electrique (SBEE), se ha centrado, en las últimas
décadas, en zonas urbanas céntricas y más ricas. A esto se añade el escaso capital nacional
dedicado a este fin