La dependencia del ser humano en el correcto funcionamiento de las redes de servicios ha ido incrementando
con el tiempo. A la vez, también ha incrementado el riesgo ante fallos en las redes, principalmente debido al
aumento de la complejidad y a las dependiencias presentes en las mismas. A raíz de este hecho surge la necesidad
de aumentar la resiliencia de las redes, donde los costes de los incidentes se propagan de manera drástica a lo
largo de la red, afectando a numerosos clientes e impactando tanto en los resultados como en la imagen de la
empresa.
Combinando la fiabilidad con el Input-Outup Inoperability Model (IIM) y con una técnica novedosa como es el
Path Diversity, se logra un modelo aplicable a todo tipo de redes y con unos resultados prometedores,
confirmándolo como una valiosa herramienta de cara a la toma de decisiones de una organización. El modelo
nos permite de manera rápida y eficiente determinar a aquellos puntos de la red con mayor riesgo, pudiendo así
realizar un mantenimiento más eficiente sobre dichos puntos.Universidad de Sevilla. Máster Universitario en Ingeniería Industria