Producción CientíficaEs reseña de: Aranda Pérez,  F.J. y Martín López, D.  (Coords.), La Toledo que alentó al Greco. Paseos por la ciudad que confortó a un artista sorprendente, Toledo : Antonio Pareja Editor, 2017, 423 pp. ISBN:978849545382

Pascual Molina, Jesús Félix

Quintana revista do Departamento de Historia da Arte

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Repositorio Documental de la Universidad de Valladolid

QUINTANA Nº17 2018. ISSN 1579-7414. pp. 457-466LA TOLEDO QUE ALENTÓ AL GRECO. PASEOS POR LA CIUDAD QUE CONFORTÓ A UN ARTISTA SORPRENDENTEFrancisco José Aranda Pérez y David Martín López (Coords.), Antonio Pareja Editor, Toledo, 2017. 423 págs.ISBN 978-84-95453-82-2Tras las celebraciones del cuarto centenario del fallecimiento del Greco, nuevos estudios y expo-siciones vuelven a poner de relieve la importancia del pintor cretense y su influencia posterior. El libro que nos ocupa, coordinado por José Aranda Pérez y David Martín López -miembros del grupo de investigación De Re Hispanica de la Universi-dad de Castilla-La Mancha-, se centra no tanto en la figura del artista, sino en el entorno urbano, social y cultural en el que vivió y con el que se relacionó el griego, que, como no podía ser de otra manera, acabó condicionado y modelado por la urbe en la que se instaló a finales de los años 70 del siglo XVI.El libro se sitúa en el ámbito de lo que po-dríamos llamar la historia global, esa que permite conocer o al menos entender de forma completa un hecho histórico. Desde un punto de vista mul-tidisciplinar, palabra muy de moda y no siempre reflejo de la realidad del estudio al que se refiere -no es el caso del que nos ocupa-, este conjunto de ensayos nos acerca al ambiente cultural, social, económico, religioso y artístico de una ciudad que en tiempos de El Greco se convirtió en una impor-tante urbe en todos esos aspectos.Así, Antonio Casado Poyales nos guía entre la población de una ciudad definida como “sa-turada”, con un número de habitantes entre los 60.000 y 80.000, donde se encontraban desde intelectuales de gran talla hasta pícaros y margi-nados y donde el peso del estamento eclesiástico marcaba en parte el ritmo vital de la localidad, hasta el punto de convertirse en la única insti-tución realmente importante, sobre todo tras la marcha de la corte. Se contextualiza con este en-sayo el ritmo vital de la ciudad, su población, sus recursos, su gestión. Profundizando en la socie-dad del momento, Alfredo Rodríguez González se ocupa de la Toledo eclesiástica, mientras que la nobleza y los linajes toledanos son objeto de estudio de Miguel Fernando Gómez Vozmediano y de los pobres y desamparados trata el capítulo de Francisco Javier Moreno Díaz del Campo. Con estos cuatro trabajos se obtiene una completa perspectiva de la sociedad de la ciudad que en-contró y habitó el pintor griego.Realizado este primer acercamiento al com-ponente social, José María Nombela Rico nos conduce hasta Toledo siguiendo el recorrido de El Greco desde Cartagena, haciéndonos percibir las tierras que acogieron al pintor y seguir sus pasos tras entrar en la urbe, construyendo con las palabras de su texto imágenes evocadoras del Toledo que halló el artista, una ciudad animada por sus múltiples actividades económicas, entre las que destacaba la manufactura textil y las idas y venidas de los mercaderes que conferían a la ciudad una gran viveza.Estos trabajos constituyen una suerte de blo-que socioeconómico, dedicándose el resto de ca-pítulos a aspectos que podemos denominar, en rasgos generales, de carácter cultural.En una obra de estas características, no podía faltar un capítulo dedicado al arte. Luis Alberto QUINTANA Nº17 2018. ISSN 1579-7414. pp. 457-466 462Pérez Velarde propone un paseo por el manie-rismo toledano y los pintores contemporáneos del Greco, como Blas de Prado, Luis de Carvajal, Antón Pizarro y otros, que desarrollaban su labor entre los dictados contrarreformistas tridentinos y la poderosa influencia estilística del cretense, cuyas obras sirven de modelos, a veces impuestos en los contratos, para las obras de sus vecinos. A partir de 1600 se dejan notar cambios, con-viviendo los continuadores de El Greco con los nuevos planteamientos naturalistas y las noveda-des venidas de Italia que reflejaban la influencia del tenebrismo de Caravaggio. Luis Tristán será sin duda el más destacado de estos artistas de principios de siglo.La influencia del Concilio de Trento no podía dejar de sentirse en una ciudad eminentemente religiosa como Toledo. David Martín López estu-dia el impacto del concilio y la mentalidad contra-rreformista en la localidad, visibles a través textos, imágenes y devociones, dirigidos a mejorar la mo-ral y la ética y que condicionaron y dieron forma peculiar a la vida de la ciudad.También fue Toledo una ciudad de intelectua-les, de humanistas, como nos desvela el texto de Ignacio Javier García Pinilla. La mayoría de aquellas figuras estuvieron vinculadas al esta-mento religioso -a la catedral o a órdenes como la Compañía de Jesús-, pero también destacaron médicos e historiadores laicos, ligados todos al entorno de la Universidad de Alcalá de Henares -fundada por un arzobispo toledano y dentro de su diócesis- y de la catedral primada, pero también a otras instituciones como el Colegio de Santa Catalina, germen, gracias al impulso de la catedral, de la Universidad de Toledo. Dentro de este ambiente culto, el autor nos acerca al gru-po de intelectuales helenos con los que contactó el pintor, sin duda un interesante aspecto. Más adelante, en otro capítulo, David Martín López recorre las instituciones educativas del Toledo grequiano, centrándose especialmente la uni-versidad toledana, sirviendo de complemento al ensayo de García Pinilla. El estudio de este foco intelectual contribuye a dar la importancia que se merece a un centro relegado a un papel se-cundario por los núcleos universitarios de Alcalá, Salamanca o Valladolid.Y si el mundo de las ideas fue importante, su difusión fue vital. Así, Inmaculada García-Cervi-gón del Rey estudia la imprenta y la producción de libros en Toledo, una industria en decadencia cuando el Greco llega a la ciudad. Un aspec-to singular de su estudio muestra la presencia del libro, como objeto y reflejo de esa ciudad intelectual vista antes, en la obra pictórica del cretense.Luis Escudero Escudero nos acerca al Toledo documental, a través de los escribanos y notario, tanto los públicos como los vinculados a las insti-tuciones religiosas y civiles, tratando el desarrollo de su oficio y sus características, e incidiendo en la importancia de la rica documentación notarial que permite conocer el discurrir de la vida coti-diana de la ciudad.Toledo como tópico literario, espacio vincu-lado a su capitalidad simbólica basada en su ca-rácter imperial y sede primada de la iglesia, es tratado por Francisco José Aranda Pérez, quien recorre también la visión de la ciudad en los es-critos de carácter historiográfico, que resaltan ese pasado glorioso de la urbe, recurriendo tanto a fuentes históricas como en ocasiones a mitos e invenciones, muchos de carácter religioso. Tan hondo calaron estos, que su presencia en la his-toriografía fue fundamental hasta el siglo XIX y aún perviven.El fenómeno festivo es fundamental para comprender la mentalidad de la edad moderna. Isidoro Castañeda Tordera ofrece el panorama de las fiestas de Toledo, marcadas en su mayoría por el componente religioso -con el Corpus a la ca-beza-, sin olvidar los acontecimientos singulares, relacionados con la corte (nacimientos, defuncio-nes). Las fiestas no eran solo motivo de esparci-miento y diversión, sino que servían para recordar el orden social, el papel de cada estamento, las relaciones de poder, el peso de la religión. Una fuente clave para conocer las fiestas en el To-ledo del siglo XVI son los relatos de Sebastián de Horozco, a través del que, por ejemplo, co-nocemos interesantes detalles de los carnavales toledanos de 1555, el desarrollo de fiestas como el alzamiento de pendones por Felipe II en 1556 o las celebraciones por el nacimiento de la infanta Isabel Clara Eugenia en 1566.QUINTANA Nº17 2018. ISSN 1579-7414. pp. 457-466 463La decadencia de la ciudad es el tema del en-sayo que cierra el libro, firmado por Francisco José Aranda Pérez. La partida de la corte rumbo a Madrid dejó a Toledo sumida en una crisis fruto de la pérdida de población e influencia. También tendrá su efecto en la economía de la ciudad. Los artistas, en concreto, vieron reducidos sus encar-gos y esto afectó a su situación, perdiendo tam-bién la ciudad a algunos de sus artífices. A pesar de sus múltiples proyectos, El Greco terminó sus días como la ciudad, entre penurias económicas y su legado fragmentado y deshecho en almoneda.Concluye el volumen con una interesante se-lección bibliográfica de títulos relacionados con los ensayos del libro. La lectura del texto es ágil, en parte por la falta de notas, que sin embargo algunos especialistas podrían echar de menos, pero se ha logrado así un libro accesible tanto a los estudiosos como al público en general.La obra se presenta en una buena edición, la que ofrece Antonio Pareja, muy cuidada en su as-pecto estético, con abundantes imágenes en color y blanco y negro que no solo ilustran, sino que con-tribuyen a evocar el Toledo relatado en los textos.En un momento de superespecialización, que en ocasiones genera un acercamiento a un per-sonaje, obra o estilo que parecen surgidos de la nada y con nada conectados, se necesitan más estudios en esta línea. Así, la estructura de la obra puede servir de inspiración a otras semejantes de-dicadas a otros focos, contribuyendo al género de lo que podríamos llamar biografía urbana, donde el contexto es sumamente importante para en-tender de verdad el caso de estudio.Jesús Félix Pascual MolinaUniversidad de Valladolid

La Toledo que alentó al Greco. Paseos por la ciudad que confortó a un artista sorprendente

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La Toledo que alentó al Greco. Paseos por la ciudad que confortó a un artista sorprendente

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