Tomando como punto de partida el entrecruce entre nacionalismo y género, este artículo busca redimensionar las escrituras de Rosario Castellanos y Margo Glantz como dos instancias que trastocan, niegan o deconstruyen la historiografía machista mexicana. Ésta habría sido amparada por la inteligencia de lo mexicano, Samuel Ramos y Octavio Paz, principalmente. A este respecto, la intención del texto no es tanto la propuesta de una lectura feminista del nacionalismo, aunque sí la insistencia en marcadas voces femeninas ante el machismo de lo que llamamos “culturalismo mexicanista”